martes, 1 de febrero de 2011

Libro de las Maravillas del Mundo

por La Biblioteca del Archivo

Este libro de viajes y noticias exóticas fue escrito, según parece, por Juan de Mandeville (¿-1372), originario de Lieja. Considerado un viajero infatigable y perspicaz explorador, Mandeville afirmaba ser un caballero inglés. El título de la obra lo toma prestado del famoso Libro de las Maravillas de Marco Polo.

En el mismo narra con ameneidad e interés su "viaje imaginario", realizado a lo largo de 34 años (desde 1322 hasta 1356) por Egipto y diferentes partes de Asia y China. Afirma que fue un mercenario del sultán, que viajó a Palestina, Egipto y que siguió la ruta de la seda. El viaje de Mandeville combina la peregrinación con la adición de la materia fabulosa. De hecho, el libro tiene dos partes claramente diferenciadas, cada una con su correspondiente proemio:

  1. La primera es una guía a Tierra Santa (itinerarios y comentarios sobre el Islam y el Corán).
  2. La segunda podríamos definirla como un "Libro de las Maravillas de Asia" (India, China y Las Islas del Océano Índico, más un breve repaso por el Noreste de África, Libia y Etiopía).

La simetría en cada una de las partes va aún más allá: en la primera se apela a la autoridad divina, al calificar la Tierra Santa como tierra "que nos fue prometida"; en la segunda parte se recurre a la autoridad erudita en relación con las maravillas de Asia: "hallélo escrito por diversos doctores dignos de fe y creer, que dizzen que hay hombres monstruosos de tales formas como el presente libro hallaréys". Algunas de las obras y doctores a los que hace referencia son: Plinio (Historia Natural), San Isidoro (Las Etimologías), y compilaciones de obras de viajeros dominicos y franciscanos tales como Guillermo de Trípoli, Guillermo de Boldensele y La Leyenda áurea de Jacobo de la Vorágine.

A pesar de que se esgrimían ciertas dudas acerca de la autoría de Mandeville, los materiales citados permiten conjeturar que el autor debió estudiar en las universidades europeas y que asimismo debió manejar fuentes que sólo podrían encontrarse en una biblioteca eclesiástica, fuera dominicana o franciscana. Desde el punto de vista literario, el principal valor de Mandeville es haber conseguido unir y entrelazar noticias de viajeros medievales, por lo que resultó ser un libro de maravillas para entretenimiento de los lectores, además de ilustrativo. El estilo es conciso, de frases cortas, con significado coloquial más par ser escuchado que leído. Se mezcla con habilidad el dato cotidiano con lo fantástico, para darle así verosimilitud, y hacerlo más atractivo para el receptor.

En cuanto a la difusión y transmisión de la obra, una de las de mayor repercusión en Europa, los más de trescientos manuscritos que se conservan confirman su éxito durante el Medievo en el continente europeo. El único manuscrito español es la versión aragonesa, conservada en la Biblioteca del Real Monasterio del Escorial; fue introducida en España el año 1360, a petición de Juan I de Aragón, de quien se dice que pudo ver en ella una orientación para las pretensiones de la Corona aragonesa sobre el Mediterráneo.

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